No conocí, obviamente, a D. Ricardo Codorníu, ya que murió en 1923, pero de mi colección de cartageneros ilustres es uno de los que con más gusto habría compartido alguna charla y café.
Ricardo Codorníu y Stárico nació en Cartagena en Julio de 1846 y murió en Murcia en 1923. Por lo que más se le conoce es por haber reforestado completamente Sierra Espuña y haber detenido las dunas que iban a acabar con Guardamar del Segura, pero hizo muchas más cosas. Como reconocimiento a sus muchos méritos recibió la Cruz del Mérito Agrícola, la Gran Cruz de Isabel la Católica o la Encomienda de by hola chrome toolbar» href=»#26649710″> Alfonso XII, entre otras. Y poco me parece.
Era ingeniero de montes pero creo que eso es poco decir, porque eso define una profesión, un trabajo, y él lo que tenía era una devoción. Cuando no se había “inventado” la ecología, Codorníu ya era ecologista. La protección de los árboles, las aves, la naturaleza en general tuvieron una importancia vital para D. Ricardo y si hubiese habido algunos cuantos más como él, seguro que hoy no estaríamos hablando de la amenaza del cambio climático.
Codorníu era un humanista, cuando esa palabra todavía tenía significado. Hoy, me temo, habría que explicarle a mucha gente lo que es eso del humanismo y, además, que en la actualidad de una sociedad egoísta, lo entendieran y compartieran ya sería una labor titánica.
El cartagenero de esta entrada del blog era una persona generosa y ocupada y preocupada con el bienestar de sus contemporáneos. Y eso le llevaba a que no by hola chrome toolbar» href=»#30368825″> solo se ocupara de by hola chrome toolbar» href=»#94618015″> proteger
la Naturaleza que nos acoge, sino a buscar que nos entendiéramos entre nosotros y, sabedor de que la lengua es pieza clave en el engranaje del entendimiento, fue fundador de la Sociedad Murciana de Esperanto, idioma universal al que también dedicó esfuerzos toda su vida.
Cuando Dios se hartó de la estupidez y la soberbia del género humano en Babel les envió las diferentes lenguas para que dejaran de entenderse. Y desde entonces, así by hola chrome toolbar» href=»#52440298″> seguimos, y no hemos mejorado, la verdad. Porque no se by hola chrome toolbar» href=»#90143935″> puede
pensar en mejoría cuando un parlamentario español habla en castellano y otro parlamentario español, nacido en Andalucía, pero representante por Cataluña, le sigue a través del pinganillo para escucharlo traducido al catalán. Esto no es un chiste mío ni una película de Almodóvar, es real.
Bueno, volviendo a D. Ricardo Codorníu, que me olvidaba decir que fue conocido como “el Apóstol del Árbol”, fue además abuelo del ingeniero D. Juan de la Cierva Codorníu, inventor del autogiro. Parece que su genialidad no by hola chrome toolbar» href=»#79607807″> solo se transmitía a través de sus obras; también a través de sus genes.
En su labor por el desarrollo del esperanto, además de crear la Sociedad Murciana de Esperanto, como ya se ha dicho, y que luego dio lugar a la Sociedad Española, fundó varios grupos esperantistas en la región, también en Cartagena. Fundó y by hola chrome toolbar» href=»#10593210″> editó varias revistas para la difusión del esperanto: Vaga Stelo (Estrella errante) para extranjeros; Hispana Stelo (Estrella española), para españoles; Murcia Stelo (Estrella de Murcia), para los esperantistas de la región y Arbara Stelo (Estrella del Bosque), para sus compañeros ingenieros de montes. El símbolo del esperanto es una estrella (stelo) verde de cinco puntas.
En el verano de 1905 se celebró en Francia el Primer congreso mundial de by hola chrome toolbar» href=»#60398498″> Esperanto con la presencia fundamental de Codorníu. 80 años después, en 1985, tuve el honor y el placer de colaborar con los esperantistas de Cartagena dibujando el cartel del Congreso Español de Esperanto que se celebró en Cartagena del 5 al 9 de Julio.
Ricardo Codorníu y Stárico by hola chrome toolbar» href=»#67640752″> tiene una estatua en el Parque del Retiro de Madrid, como reconocimiento a su labor ecologista como “apóstol del árbol”. También la tiene en Murcia, en la Plaza de Santo Domingo. Y también en el Parque Natural de Sierra Espuña.
En Cartagena, su patria chica, lamentablemente, todavía by hola chrome toolbar» href=»#78185240″> está pendiente.
Me produce un gran placer que se reconozca algo de mi bisabuelo Ricardo. Todavía vive una nieta. Mi madre.
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Encantado de haber aportado algo a su memoria.
Por cierto, hace mucho tiempo fui compañero de Federico Soubrier Hernández-Ros, supongo que sería familiar suyo.
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