Otra de las colinas es la que se ve al fondo, se llama Monte de Eshmún o de Asclepio (Mons Asclepii), donde se edificó un templo a Esculapio. Ahora se llama Monte de la Concepción, aunque también hay quien le llama Cherrosenizo. Otros le llamamos todavía «El Castillo de los Patos«.
¡¡Cuantos nombres ¿verdad?! Es lo que tiene contar ya tres mil años de historia.
Se le puede llamar Parque Torres, Castillo de la Concepción… pero yo prefiero seguir llamándole Castillo de los Patos, porque así lo conocí cuando fui pequeño, que también lo fui. Y es que en su día hubo patos, algunos se hicieron tan famosos que hasta tenían nombre propio, como “Machaco”.
Los patos del Castillo de los Patos cuando había patos en el castillo. De los patos.
Pero me estoy desviando. A lo que iba. En la principal de las cinco colinas de Cartagena se alza el castillo de la Concepción, aunque ya se debe parecer poco al original Palacio de Asdrúbal por la cantidad de transformaciones que ha sufrido desde entonces. Esta historia arranca de cuando era un castillo o fortaleza en época medieval. La protagonista principal fue una dama llamada Doña Sol, hija de una familia noble y enamorada de un joven, Don Mendo de Acevedo, que no estaba a su altura de linaje, por lo que sus padres no accedieron a su boda con él.
El enamorado, intentando hacer méritos o fortuna para tener la dote necesaria se marchó a la guerra, pero no tuvo la suerte que esperaba y no regresó. Transcurrido un tiempo, los padres dieron a Doña Sol en matrimonio a un noble italiano, Don Rodrigo Rocatti de Alvear.