Juan Mediano, que estás en los cielos

Del mismo modo que a Miguel Hernández se le murió su amigo Ramón Sijé, a mí se me ha muerto mi amigo Juan Mediano, que estará en los cielos.

Compartimos muchas cosas, fuimos compañeros de trabajo además de amigos, e hice muchos dibujos para él. Gran parte de las portadas de sus libros las dibujé yo. Y el dibujo que le hago hoy, con todo el cariño y respeto, como homenaje, supongo que será el último.

Juan Mediano, que estás en los cielos
Juan Mediano, presentándose a San Pedro

Como habrá mucha gente que contará como era, yo prefiero contar cómo imagino que es ahora, porque lo conozco.

Habrá llegado al cielo todo serio y formal, porque a circunspecto no le gana nadie. Se habrá presentado a Pedro Marina Cartagena. Igual hasta se ha puesto pajarita y, si hay zona de fumadores allí, habrá sacado la pipa.

De entrada pensarán que es aburrido, por lo formal. Pero en cuanto abra la boca, sabrán lo que es la coña de un cartagenerico, que ríase usted de la famosa retranca gallega.

Hablará y no parará de cosas de su tierra, que es la mía, Cartagena, poniéndola por las nubes, aunque eso le resultará fácil ya que es donde está ahora mismo.

Escribirá pronto en «El Eco del Cielo» o como se llame la prensa de allí. Hablará por «La Voz de la Eternidad» o cualquier otra emisora celestial. Narrará historias y anécdotas que ya quisieran los Hechos de los Apostóles, con perdón.

Y no me extrañaría que en el futuro aparezca un nuevo evangelio, apócrifo, sí, pero evangelio, donde al final alguien firme: «Simplemente Juan».

Bueno, amigo Juan, nos vemos. Pero no corre prisa.

España la creó un cartagenero

España la creó un cartagenero. Vale, de entrada resulta chocante. O provocador. Vamos, que es mentira. O, mejor dicho, casi mentira, porque un porquito de verdad sí que tiene. Veamos por qué.

Para empezar, tenía ganas de escribir sobre esto desde hace tiempo, desde que le leí a un buen amigo decir algo así como que «España en realidad no existe». Sí, dijo eso, y a pesar de ello seguimos siendo amigos. Cosas de la amistad.

Como San isidoro era un bendito no haría nunca algo así, pero me gusta imaginarlo.
San Isidoro de Cartagena y las teorías modernas sobre la «nación de naciones» y gilipolleces varias.

Con esa manía de reescribir y tergiversar la historia que tienen los progres y los indepes; la verdad es que yo a veces no los distingo unos de otros, como van juntos hasta a mear, te encuentras día sí y día no -en Cartagena diríamos «un día sin otro», pero no quiero desviarme- con que todo lo de mérito es de su pequeña nacioncita.

Que si Santa Teresa era de aquí, que si el Quijote lo escribió uno de allá, que si América la descubrió otro de acuyá… lo dicen tan panchos. Y además cobran por eso.

Bueno, pues si cada uno dice la burrada que quiere ¿por qué no iba yo a decir que España la creó un cartagenero? Cuando, además, un poco de verdad sí que tiene.

Isidoro de Cartagena

Ese cartagenero fue Isidoro de Cartagena, o San Isidoro, aunque se le conoce por el «mote» de Isidoro de Sevilla. Pero vayamos poco a poco.

A Leonardo da Vinci se le llama así porque nació en Vinci, aunque su principal obra la desarrolló en Florencia y otras ciudades de Italia ¿verdad? A Pitágoras de Samos se le conoce de este modo por nacer en Samos aunque vivió en Crotona, a San Francisco de Asís… sí, lo han adivinado, nació en Asís.

Pero en el caso de mi paisano Isidoro, no. Nació aquí, junto con sus cuatro hermanos; de los cuales otros tres (Leandro, Fulgencio y Florentina) además de él mismo, que fue el menor, fueron santos. Y la otra hermana, Teodosia, no llegó a santa, pero le faltó poco. Eran hijos de del Duque (Dux) Severiano.

Todo esto, si le interesa, puede verlo con más detalle en este otro post que escribí hace tiempo sobre el Duque Severiano.

El caso es que, como explico allí, por razones políticas, la familia, que eran godos por parte de padre e hispanos por parte de madre, tuvo que marcharse de Cartagena, ya que la ciudad pasó a estar bajo el poder del imperio Bizantino. Y se fueron a Sevilla. Y no perdieron la silla ni nada de eso, al contrario.

El hermano mayor, Leandro, llegó a obispo de Sevilla y, a su muerte, le sucedió nuestro Isidoro de Cartagena. Y a partir de ahí, que si Isidoro de Sevilla por aquí, que si Isidoro de Sevilla por allá, hasta hoy. Y no hay quien lo cambie, oiga.

Pero voy a intentar centrarme de nuevo. No voy a intentar describir aquí los logros, los méritos y la influencia de Isidoro en todos los campos del saber: historia, teología, ciencias naturales, derecho, retórica, matemáticas, música, medicina…

Y además, política. Porque intervino en TODO lo importante que ocurrió en España -sí, he dicho España- de entonces, y en lo que ocurrió después. Participó en concilios, intervino en la conversión de Recaredo al catolicismo con lo que conllevó eso: la unificación de España -sí, he vuelto a decir España- y, además escribió sus famosas «Etimologías» que resultaron un compendio de todo el saber hasta entonces. Una especie de Enciclopedia a lo bruto.

Vamos que Isidoro de Cartagena hizo que, mientras que Europa se hundía en un páramo cultural y político dividida en pequeños reinos, en España -otra vez, lo he dicho otra vez- brillaba y se unía como la primera nación.

No voy a entrar al trapo de distinguir nación, país, estado, etc. Ya sé que los estados modernos tal y como los conocemos ahora surgieron tras la revolución francesa, pero que España era una nación, vamos que si lo era. Y lo es.

Y aunque aquella -que es esta- bendita tierra se había llamado Hispania por los romanos, pero no era todavía una nación, sino una provincia del imperio romano, cuando se constituyó una unidad independiente alrededor de la monarquía gótica, ya se llamó España. Y fue Isidoro de Cartagena el PRIMERO que utilizó ese nombre. Por eso el título provocador de este post.

Sobre la alabanza a España

Como también le daba a la Historia, Isidoro escribió la «Historia de los Godos» y el prólogo a esa obra fue «Sobre la alabanza a España» Aunque sea un poquillo largo, lo voy a copiar íntegro aquí:

«Eres, oh España, la más hermosa de todas las tierras que se extienden del Occidente a la India; tierra bendita y siempre feliz en tus príncipes, madre de muchos pueblos. Eres con pleno derecho la reina de todas las provincias, pues de ti reciben luz el Oriente y el Occidente.

Tú, honra y prez de todo el Orbe; tú, la porción más ilustre del globo. En tu suelo campea alegre y florece exuberancia la fecundidad gloriosa del pueblo godo.

La pródiga naturaleza te ha dotado de toda clase de frutos. Eres rica en vacas, llena de fuerza, alegre en mieses. Te vistes con espigas, recibes sombra de olivos, te ciñes con vides. Eres florida en tus campos, frondosa en tus montes, llena de pesca en tus playas.

No hay en el mundo región mejor situada que tú; ni te tuesta de ardor el sol estivo, ni llega a aterirte el rigor del invierno, sino que, circundada por ambiente templado, eres con blandos céfiros regalada.

Cuanto hay, pues, de fecundo en los campos, de precioso en los metales, de hermoso y útil en los animales, lo produces tú. Tus ríos no van en zaga a los más famosos del orbe habitado.

 Ni Alfeo iguala tus caballos, ni Clitumno tus boyadas; aunque el sagrado Alfeo, coronado de olímpicas palmas, dirija por los espacios sus veloces cuadrigas, y aunque Clitumno inmolara antiguamente en víctima capitolina, ingentes becerros.

No ambicionas los espesos bosques de Etruria, ni admiras los plantíos de palmas de Holorco, ni envidias los carros alados, confiada en tus corceles. Eres fecunda por tus ríos; y graciosamente amarilla por tus torrentes auríferos, fuente de hermosa raza caballar.

Tus vellones purpúreos dejan ruborizados a los de Tiro. En el interior de tus montes fulgura la piedra brillante, de jaspe y mármol, émula de los vivos colores del sol vecino.

Eres, pues, Oh, España, rica de hombres y de piedras preciosas y púrpura, abundante en gobernadores y hombres de Estado; tan opulenta en la educación de los príncipes, como bienhadada en producirlos.

Con razón puso en ti los ojos Roma, la cabeza del orbe; y aunque el valor romano vencedor, se desposó contigo, al fin el floreciente pueblo de los godos, después de haberte alcanzado, te arrebató y te armó, y goza de ti lleno de felicidad entre las regias ínfulas y en medio de abundantes riquezas.>>

Yo recomiendo vivamente leer y conocer un poco más a Isidoro de Cartagena. Fue un auténtico monstruo en el mejor sentido de la palabra. Hasta que no profundizas en él no llegas a alcanzar la dimensión que tuvo y la influencia que obró tanto en España como en todo Occidente, en su época y mucho después.

Mi amigo Leonardo

Se llamaba Leonardo Bódalo Gabarrón, y fuimos amigos desde que nos conocimos hasta que falleció. Además, fuimos compañeros de trabajo, desde que yo entré a trabajar en Bazán hasta que se jubiló.

La primera caricatura que le hice, por los años 70.

Ahora el que se ha jubilado he sido yo y, por casualidad (o no, vaya usted a saber) me he  encontrado un sobre añejo entre mis papeles, esos que ya están amarillentos; como cantaba Serrat son aquellas pequeñas cosas, que nos dejó un tiempo de rosas, en un rincón, en un papel o en un cajón…

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Yes, MC can

Pepe López, en periodo entre alcaldías (2018), es el enemigo a batir por los partidos que tienen sus jefes lejos de Cartagena.

Pepe López, Movimiento Ciudadano de Cartagena

Pero, al igual que Obama transmitió esperanza a muchos norteamericanos con su eslogan «Yes, we can», en la campaña de 2008, MC (Movimiento Ciudadano de Cartagena) también puede devolvérsela a muchos cartageneros hartos de que nos tomen el pelo desde el otro lado del Puerto de la Cadena.

Doña Sardina vuelve a casa

Se sabía que la mayoría de salmones y truchas son peces tanto de agua salada como dulce y se sabía también que muchos de ellos, aunque nazcan en un lugar, se marchan a otro para crecer y medrar, y luego suelen volver al lugar de nacimiento para poner sus huevos (o huevazos, según la especie).

Vuelve a casa, y no por Navidad, no.

 

Ahora se ha sabido que alguna sardina que otra, aunque nazca en el mar, también puede marcharse a vivir en el río, donde llega a alcanzar el tratamiento de Doña Sardina y luego, cuando ve la oportunidad de seguir medrando, es capaz de metamorfosearse en otras especies, aladroques, por ejemplo, y volver a casa, sea por Navidad, sea por convocatoria electoral, e intentar poner sus huevos.

José Monerri, cronista de Cartagena

José Monerri Murcia (1928-2013): Periodista y maestro de periodistas, como tal lo reconoce el también cartagenero Arturo Pérez-Reverte. Cronista oficial de Cartagena. Tuve el honor y placer de ser amigo suyo. Echo de menos de su ironía y socarronería en el trato personal aunque luego fuese serio y circunspecto en su profesión. Mi último recuerdo de él es que en sus últimos tiempos ayudó a mi hija en un trabajo para la universidad sobre la arquitectura modernista en Cartagena.

José Monerri, otro amigo.

Enrique el Matachín

Mi abuelo Enrique se llamaba José, mira tú.

Cuando nació, el que lo llevó a cristianar, como se hacía por aquellos tiempos oscuros, fue su padrino, que debía ser un cachondo y algo más. Cuando volvió de aquel menester dijo que, como no le gustaba José, que era lo que querían los padres, lo había inscrito como Enrique.

Ya digo que sería un cachondo porque, en realidad, en los papeles lo apuntaron como José, pero ni la familia lo supo, sólo el padrino. Y en aquella época -nació en 1.880- en que casi nadie sabía leer o escribir, ni falta que les hacía para su rutinaria y mísera vida, que la imagino como la de la película Los Santos Inocentes, el caso es que fue Enrique para todo el mundo hasta que, ya mayorcito, se supo el nombre real.

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Enrique Escudero de Castro

Enrique Escudero de Castro (1940-2001)

Periodista y político socialista. Fue el primer alcalde de Cartagena tras la restauración de la democracia, desde 1979 hasta 1983.

La mayoría de sus datos importantes están en la Wikipedia, como es habitual, por lo que no tiene objeto que los repita yo aquí. El que quiera conocer con abundancia su currículum puede consultarlo pinchando aquí.

El motivo del post en mi blog es, en primer lugar, para hacerle un reconocimiento y agradecimiento personal a su trabajo por mi ciudad. Y eso lo hago siempre con un dibujo o una caricatura. Y aquí está.

Primer alcalde de la democracia

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Juan Mediano, cartagenero, escritor, poeta y amigo

Escritor y poeta sobre todo. Y siempre con la temática de Cartagena como hilo conductor de su obra. Historiador diletante y eterno aspirante al título de Cronista de Cartagena. Su ciudad, que es la mía, creo que tiene contraída con él cierta deuda de reconocimiento de su vasta labor de difusión del nombre de Cartagena por todas las vías posibles. Lo que le llevó incluso a tener un programa de radio llamado “Desde el Pilón de los Burros” donde recogía efemérides y tradiciones de Cartagena.

Somos amigos y compañeros de trabajo desde hace mucho tiempo. Dibujé las portadas de sus primeros libros. Luego, cuando alcanzó mayor renombre y las tiradas fueron algo mayores, hubo un pintor que se ofreció a hacérselas y Juan, que sabía de mi agobio por el pluriempleo, decidió pasarle los encargos a él. Pero nuestra relación siguió siendo y es muy buena, por supuesto.

Y como hoy me apetecía dar unos brochazos, los he hecho pensando en mi amigo Juan.

Mi amigo Juan Mediano

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Gente de Cartagena: La Amalia

La Amalia fue una pitonisa y hechicera famosa en la Cartagena de hace años. Vivía en la Algameca Chica y se sentaba a veces a ver la mar desde una roca que terminó por hacerse famosa. Hoy todavía se la conoce por «el banco de la Amalia«.

La Amalia
La Amalia