Se sabía que la mayoría de salmones y truchas son peces tanto de agua salada como dulce y se sabía también que muchos de ellos, aunque nazcan en un lugar, se marchan a otro para crecer y medrar, y luego suelen volver al lugar de nacimiento para poner sus huevos (o huevazos, según la especie).

Ahora se ha sabido que alguna sardina que otra, aunque nazca en el mar, también puede marcharse a vivir en el río, donde llega a alcanzar el tratamiento de Doña Sardina y luego, cuando ve la oportunidad de seguir medrando, es capaz de metamorfosearse en otras especies, aladroques, por ejemplo, y volver a casa, sea por Navidad, sea por convocatoria electoral, e intentar poner sus huevos.