El Callejón de Bretau es una calle muy especial de Cartagena, por su casticismo, por ser tan recoleta, por estar en el casco antiguo, con lo que ello conlleva de historia y tradición… y, por supuesto, porque es una calle muy especial para los marrajos. Tan especial que fue el nombre que se dio a una pequeña revista marraja, hecha con mucho esfuerzo y mucha ilusión pero de corta vida.

Portada del nº 2
Ya lo decía nuestro filósofo José Ortega y Gasset: “Yo soy yo y mi circunstancia”. Y como las circunstancias mandan mucho a veces, yo, que soy californio de nacimiento y sentimiento, resulta que fui el director de El Callejón de Bretau.
Bueno, era el director y el botones, el fotógrafo y el linotipista, el diseñador y… era casi de todo. Pero en realidad no era el director. El director de verdad era “mi circunstancia”. Y como no me gusta ostentar un cargo que realmente no tengo, lo dejé pronto. Era mucho el tiempo, esfuerzo y servidumbre que aquello requería de mí, y yo necesitaba aquellos recursos para dedicarlos al trabajo remunerado con el que sacar adelante a mi familia. No obstante, fue bonito mientras duró. Y aunque durante un tiempo fui “marrajo-californio” como explicaba en mi pequeño artículo, luego volví a ser californio solamente. Aunque, eso sí, la sangre que me corre por las venas es morada, claro.

Corre por las venas
El Callejón de Bretau, revista informativa de la agrupación del Santo Enterramiento de Cristo (Marrajos) se publicó a finales de 1990.
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