Cuando leía las obras de Henning Mankell, y las he leído todas hasta ahora, concretamente las novelas de su personaje Kurt Wallander, me llamaba mucho la atención que el padre del personaje tuviese como afición pintar cuadros y que siempre pintase la misma obra: un urogallo, en la misma postura y con el mismo paisaje al fondo.
No sospechaba entonces, o mejor dicho no me daba cuenta, de que a mí me estaba ocurriendo en parte lo mismo, porque yo tenía y tengo un, llamémosle, capricho similar: fotografiar la Gola de Marchamalo en distintos momentos y épocas del año, aunque eso sí, no siempre con el mismo paisaje de fondo.
La Gola de Marchamalo
La gola –garganta- de Marchamalo, en La Manga, es el único canal artificial de los cinco que unen el Mar Menor con el Mediterráneo (o Mar Mayor, como decimos los cartageneros). En el siglo XVI se concedió al Santo Hospital de Caridad de Cartagena licencia para su construcción y explotación pesquera por el sistema de encañizada, introducido por los árabes, un método artesanal que era muy frecuente en el litoral mediterráneo y aún más en el Mar Menor.
Es un canal de muy poca profundidad que no permite el paso más que de embarcaciones de muy poco calado. Además, al ser totalmente artificial, cuesta mucho trabajo mantenerlo limpio de sedimentos, sobre todo arena, que tienden a cegarlo y obliga a su dragado periódico para evitar su obstrucción total y problemas de salubridad que ocasionaría si terminaran por estancarse sus aguas.
Dragando el Canal de Marchamalo (Foto: La Opinión)
Sin embargo, pese a sus dificultades, su labor es importante ya que ayuda a intercambio de fauna piscícola entre ambos mares, a la compensación de niveles del Mar Menor que varían tanto en cantidad como en salinidad de sus aguas debido a las lluvias, a la gran evaporación por el calor, etc. así como a que haya circulación y movilidad, aunque sea escasa, de sus aguas entre la zona norte (donde están los canales del Estacio, la Torre, el Charco y el Ventorrilo, con la zona sur de la laguna, que es donde está Marchamalo, que en principio se llamó Encañizada de Calnegre.
Urbanización de La Manga
Maqueta del proyecto de urbanización de La Manga
Cuando a partir de la primera década de los 60 en el siglo XX empieza la urbanización (salvaje, dicho sea de paso) de La Manga, se crea la necesidad de la construcción de un puente sólido sobre el canal de Marchamalo en lugar del provisional que existía, ya que ha de soportar el tráfico rodado pesado.
Después, La Manga se va poblando de edificios de todo tipo y condición, sin ninguna planificación ordenada y sin el más mínimo respeto a las normas elementales de medio ambiente. La zona de la Gola de Marchamalo no iba a ser una excepción y también se va construyendo a su alrededor. Una de dichas construcciones es el primer puerto deportivo, el “antiguo”, hoy ocupado por el Club Náutico La Isleta.
Y sobre todo, lo peor de lo peor, en la segunda mitad de los años 80, tres monstruosos edificios de apartamentos en primera línea de playa, dos de ellos en el lado sur del canal, los del Residencial Club Náutico, y otro en el lado norte.
Bloques en primera línea de mar
Pocos cambios en Marchamalo
Desde que lo conozco, y de eso ya hace tiempo, Marchamalo ha sufrido pocos cambios significativos aparentemente salvo el de las tres enormes torres de pisos sobre la mismísima arena del Mar Menor.
La encañizada, aunque sin uso pesquero, se mantuvo hasta finales de los 80 aproximadamente, y actuaba como valla divisoria entre ambos mares e impedía la circulación de embarcaciones de una a otra parte.
Marchamalo en los 80
Tras su desaparición, además de empezar a circular canoas, veleros y esos ingenios tan agradables que son las motos acuáticas, con sus sones acompasados que sirven de arrullo para los sueños estivales y sus efluvios de fragancias arrebatadoras.
Embarcaciones en el canal
Con esa circulación de embarcaciones, el canal se convirtió en un fondeadero ilegal que acogía cientos de embarcaciones de todo tipo y condición, con sus correspondientes “muertos” o bloques donde amarrar los barcos. Incluso algunos marinos manitas se habían fabricado sus pequeños espigones artesanales.
Aquello se acabó en 2011 cuando Medio Ambiente prohibió los fondeos ilegales en Marchamalo y todas aquellas embarcaciones de recreo hubieron de buscarse otro hogar.
Libre de fondeos ilegales. Junio de 2012
Un cambio muy menor fue el de las alzavaras que nacieron, crecieron y murieron en el pequeño canal o subcanal que discurre paralelo a la calle de la Isla de Delos, y une el puerto deportivo y el propio canal de Marchamalo.
Alzavara (Pita o Ágave) de una altura extraordinaria.
Mi urogallo particular
Marchamalo desde el cielo.
Fotografío una y otra vez Marchamalo –además de otras cosas, claro- desde un lado y desde el otro, con nubes y con sol, en panorámica y en detalle, de día y de noche.
Del día a la noche
No sé si es una fijación o no, ni si requiere atención médica, espero que no. Y si es que sí, pues mira, como dicen en mi tierra, “a otros le da por chupar candaos…”
Preciosas fotos
Me gustaMe gusta
Buenas, estoy realizando un estudio mediambiental sobre la zona de la manga y estoy muy interesado en tanto en cuanto su conocimiento de la zona.
Le estaría muy agradecido
Me gustaMe gusta
Hola Rodrigo. Mi conocimiento no va más allá del de cualquier interesado en los asuntos de su tierra. Para obtener información medioambiental de esta zona, le sugiero que se ponga en contacto con alguien como ANSE (Asociación de Naturalistas del Sureste. Su web es esta http://www.asociacionanse.org/
Me gustaMe gusta
es una pena que de una forma o de otra se este dejando morir el Mar Menor, primando el enriquecimiento de unos cuantos, para ser pan de hoy hambre de mañana, que podemos hacer los ciudadanos para evitarlo
Me gustaMe gusta