La calle de Juan Fernández es una de las más largas y populosas de Cartagena y, además, era una de las que soportaban mayor intensidad de tráfico rodado debido a que era casi la única vía posible para el desplazamiento desde el casco viejo de Cartagena en dirección hacia el Barrio de Peral, La Palma, Las Tejeras, La Puebla y, partir del importante cruce de caminos existente en La Palma, una vía rápida de desplazamiento para trasladarse a Cabo de Palos, La Manga, Pozo Estrecho, Torre Pacheco y otros lugares de toda esa poblada y congestionada zona. Hoy, con la creación de nuevas vías que circundan Cartagena, ese tráfico se ha aliviado.

La calle de Juan Fernández quedó proyectada como tal en los planes urbanísticos municipales de principios del siglo XX. En sus orígenes no se le adjudicó nombre alguno que la identificara. Únicamente, en los planos de la llamada Zona de Ensanche se le adjudicó el de “Calle nº 16”. En realidad era la carretera que unía el Paseo de Alfonso XIII con el Barrio de Los Molinos o Barrio de Peral, y dicha carretera discurría por campos desiertos de viviendas y cubiertos por grandes extensiones de juncos, ya que por aquellos años el suelo todavía era en cierto modo pantanoso e insalubre debido a que eran terrenos cubiertos con escombros y otros vertidos que terminaron por cegar lo que fue el mar interior de la vieja Carthago Nova, o mar de Mandarache.
Finalmente todo aquello empezó a poblarse, empezando precisamente por la zona más alejada del casco urbano de Cartagena. En el año 1946 se abrió allí un campo de deportes y recreo que, aún siendo propiedad de la Armada Española (Marina de Guerra en aquellos tiempo políticamente incorrectos) fue cedido por esta a la Empresa Nacional Bazán (hoy Navantia) para el personal de su factoría. Allí tuvo su sede el C.D. Naval, y junto al campo de fútbol se habilitaron pistas de tenis, baloncesto, bolos cartageneros y otras instalaciones deportivas.

Fue muy importante el Cine de Verano (cuya entrada costaba una peseta) en el que una vez terminadas las películas se celebraban bailes. También se hacían verbenas con sus tómbolas, y se traían compañías de zarzuelas y espectáculos de variedades. Al Campo de Los Juncos y en las noches de verano acudían muchos cientos de cartageneros, cuando aún no había llegado a estas tierras ese invento diabólico llamado televisión.

Poco después, la calle Juan Fernández se vio animada con la edificación de la Barriada de Los Juncos, conocida popularmente como “Las Casas de Corea”, modernos bloques de viviendas (bueno, modernos entonces) construidos por la Empresa Nacional Bazán para su personal.

En el año 1955 los Padres Franciscanos abrieron un gran colegio que abarca una manzana completa. Se denomina Colegio de la Inmaculada Concepción y en sus orígenes fue para varones solamente, aunque luego pasó a ser mixto.
El día 15 de enero de 1967 se colocó la primera piedra de la nueva parroquia puesta bajo la advocación del cartagenero San Fulgencio. Se trata de un gran templo, de considerables dimensiones.

A la mitad de la calle se encuentra el Hogar del Pensionista, lugar de encuentro en el que nuestros mayores gozan de mutua compañía. En los últimos años y, pese a que a la altura del Campo de Los Juncos, la zona sufría periódicas inundaciones, la calle Juan Fernández se fue desarrollando grandemente, tanto en la confluencia con las Calles Reina Victoria Eugenia (aunque el Eugenia nos los comemos los cartageneros), Pintor Balaca y Jiménez de la Espada, como allá arribota, donde está el Club Naval de Cabos y los grandes bloques de la firma Urbincasa. Finalmente el Campo de los Juncos fue cedido al Ayuntamiento y se transformó en el hermoso Parque de Los Juncos, lugar de disfrute público.

Toda la calle es eminentemente comercial y por ella circulan varias líneas de autobuses, causa por la que está eminentemente comunicada con muchos lugares de Cartagena.

El nombre de la calle Juan Fernández corresponde a un paisano nuestro, marino de profesión, que navegó por las aguas del Océano Pacífico en unos tiempos (siglo XVI) en que aquellos desconocidos mares y archipiélagos eran una atractiva aventura para las gentes inquietas y amantes de los grandes descubrimientos. Si quieres conocer algo más de él, ya le dediqué una entrada que puedes encontrar aquí.