La Alameda de San Antón es una de las más importantes vías urbanas de Cartagena, y no porque yo naciera allí, lo cual tiene aún más mérito 🙂 Es de las más importantes y también de las más luminosas ya que, debido a su orientación de sur a norte, el sol la habita desde el alba hasta el ocaso, cuando pone en su hermoso paseo central su momento más intimista. Ya sé que esto queda un poco cursi, pero es que la Alameda me puede.

Este bulevar tiene exactamente un kilómetro de longitud, extremo que pude comprobar viendo el mojón indicador de carreteras a su inicio en la Plaza de España y otro semejante donde muere la Alameda y se inicia el barrio castillo de su mismo nombre.


La existencia de esta calle es antiquísima. El cronista Isidoro Martínez Rizo decía en su libro titulado “Fechas y fechos de Cartagena” que “…el día 15 de enero de 1591 nuestro Concejo ordenó plantar árboles de la familia de los álamos, desde las puertas de la ciudad hasta la fuente que existe a la orilla del camino de Murcia”. Eso explica su título de Alameda aunque los árboles que hay ahora sean otros.

En la Alameda siempre han existido árboles, a pesar de que sus troncos han sido talados infinidad de veces. Por ejemplo, el 7 de febrero de 1814 hubo que repoblar de árboles el paseo porque los otros ya estaban muy viejos. Estos nuevos fueron también talados en el año 1823 porque estorbaban para la defensa de la ciudad, que estaba sitiada por los franceses.
Hubo una nueva plantación, y otra vez se talaron en el año 1.844. Se volvió a repoblar el paseo y en el año 1873, cuando la sublevación cantonal volvieron a ser eliminados. Como digo en otra entrada, al parecer, siempre sobran árboles.
A finales del siglo XIX se plantaron muchos eucaliptos para que eliminaran la humedad del suelo y ahuyentaran a los mosquitos de la zona pero, habiendo envejecido los árboles y presentando un feo aspecto, a fines de 1989, la Corporación gobernante que era del Partido Cantonal, ordenó su tala. Ocasión que aprovechó la oposición para organizar una algarada callejera.

Pero una vez talada la mitad de la Alameda, se creó allí un hermoso paseo que aún perdura, por suerte. Los árboles restantes fueron talados con mucho sigilo y nocturnidad la madrugada del 22 de Enero de 1990, para evitar nuevos desórdenes.

En este paseo estuvo casi un siglo el Hospital de la Cruz Roja y en sus bajos tuvieron su acuartelamiento las Tropas de la Cruz Roja, antes de trasladar su sede a la calle San Diego y luego a la calle de Gisbert.

También en esta Alameda estuvo el hospital-clínica “18 de Julio”, fundado en 1940, y cuyos locales fueron cedidos posteriormente al sindicato CCOO, cuya sede fue inaugurada el 23 de Febrero de 1985, con la presencia del líder Marcelino Camacho.
Cuando corrían por las calles de Cartagena los tranvías eléctricos, que en sus orígenes eran arrastrados por parejas de mulas, en la Alameda podían verse dos líneas de carriles, una a la derecha, para “subir” hasta San Antón y otra a mano izquierda para “bajar a Cartagena”.

Y allá arriba, lindando con la entrada al barrio, el día 17 de agosto de 1901 se inauguró la Escuela Superior de Industria de Cartagena (la Escuela de Peritos) que en el año 1965 pasó al Paseo de Alfonso XIII. Esta escuela fue un gran logro para Cartagena, en su día, cuando gobernaba en Madrid la reina María Cristina de Habsburgo, madre de Alfonso XIII, que nos es que nos quería gobernar, sino que nos gobernaba aunque no le siguiéramos la corriente. Aunque, en realidad, la cancioncita se refería a otra María Cristina.
Luego pasó a ser la Escuela de Ingenieros Técnicos de Minas donde, un servidor, tuvo su primer trabajo remunerado. Y es que solo nací al mundo en general en la Alameda, es que también nací al mundo laboral.

También al final de la Alameda de San Antón se encuentra la más importante Estación de Distribución Eléctrica de Cartagena, perteneciente a Hidroeléctrica (luego Iberdrola) y, aunque en sus orígenes se denominó oficialmente Unión Eléctrica de Cartagena, siempre la hemos llamado “la Fábrica de la Luz”.

En la Alameda hay una fuente. Mejor sería decir una hermosa fuente. Resulta que el día 16 del mes de mayo de 1945 llegó por fin a los depósitos de Tentegorra la tan esperada agua del río Taibilla. Tres días después, para conmemorar tan venturoso evento, en el centro del paseo se inauguró una fuente luminosa de forma alargada. Aquello ocurrió el día 19 de mayo de 1945 y la fuente se puso en marcha y se encendieron luces indirectas en medio de una brillante verbena popular que ya casi nadie recuerda porque los cartageneros que la vivieron han ido desapareciendo casi todos.


A ambos lados de la Alameda de San Antón existe un variado comercio que intenta sobrevivir a esta estafa a la que llaman crisis. Pese a todo, hay cafeterías, edificios suntuosos y es un lugar agradable para pasear y encontrarse con los amigos que disfrutan en el ameno marco del paseo central.
Voy a terminar porque me estoy poniendo melancólico.
