Para empezar, «julay», formalmente no existe, porque la RAE no reconoce el término.
Sin embargo, sí que es un término utilizado coloquialmente, y el significado común es el de individuo incauto, alguien fácil de engañar. Tiene una segunda acepción, menos extendida y que va cayendo en el desuso y es el de homosexual, refiriéndose únicamente al hombre.
En Cartagena también se usa pero, cómo no, con un significado totalmente opuesto al de uso común. Y, en este caso, totalmente es lo que se dice totalmente.
Aquí, el julay no es el incauto, no es el engañado, sino el que engaña. Aquí, el julay es un ser bajo, despreciable y ruin.
¿Ganas de llevar la contraria? Podría ser. Como diría Eduardo Marquina, «Cartagena (y yo) somos así, señora».