Ginés de la Jara es un personaje legendario en la historia de Cartagena y aquí la palabra legendario es literal y se queda corta porque hay leyendas alrededor de él para dar y tirar. De lo que no hay duda es de que se trata de una figura MUY importante en los anales cartageneros. Su origen es confuso y hay diferentes versiones, léase leyendas, sobre su procedencia. Al ser alguien con una vida tan lejana en el tiempo, se habla de alrededor del año 800, en plena Edad Media, ese periodo tan oscuro, y al ser un personaje relacionado con tantos hechos milagrosos y fantásticos, resulta difícil para los especialistas separar el trigo de la paja. En ocasiones se le confunde con San Ginés de Arlés, soldado y escribano que fue decapitado por negarse a transcribir la orden de persecución contra los cristianos dictada por Diocleciano. Además de otros hechos fantásticos, se dice que, una vez decapitado, cogió su cabeza y la arrojó al río Ródano. El cuerpo quedó allí pero la cabeza fue arrastrada por el agua, alcanzó el mar y llegó a Cartagena, donde se le veneró. Quizás la mezcla de leyendas sea el origen de la confusión. Además de que hay otros “Gineses” que también se mezclan, sin tener muy claro dónde empieza uno y dónde acaba otro, como San Ginés de Béziers, San Ginés de Roma, San Ginés de Auvernia o San Ginés de Córdoba. La versión que tiene más fuerza o más se repite, es que su origen es francés (como el de Arlés, pero menos antiguo), que era hijo de familia noble, pero no de cualquier familia, sino hijo del rey de Francia, Roldán Magno, y hermano mayor del famoso Roldán, el de la canción, el paso de los pirineos y la batalla de Roncesvalles. Aunque a Ginés le correspondía heredar el trono de Francia, él quiso hacer vida espiritual y de pobreza y se embarcó en la aventura, que en aquella época sí que era una auténtica aventura, de hacer el camino de Santiago. No se sabe –bueno, yo no lo sé- si lo acabó o no, pero sí que tuvo una serie de imprevistos que hicieron que viniera a dar con esta tierra, llegando por el Mar Menor, como tantos turistas hoy día. Al adentrarse en tierra, dio con el monte Miral, conocido también como Cabezo de San Ginés, frente a donde ahora está el famoso -y ruinoso- monasterio que lleva su nombre, y allí se quedó de ermitaño el resto de su vida. Vino su familia francesa a buscarle para que ocupase el trono de Francia, pero se negó a ello y permaneció fiel a sus ideas. Cuando murió, la familia vino o envió a por el cuerpo, que se envió a Francia pero cuando se abrió la caja que lo contenía, estaba vacía. El cuerpo, no pregunten cómo, se había quedado o había vuelto a las cercanías del Mar Menor y allí fue enterrado, tampoco me pregunten dónde, y se convirtió en lugar de culto y peregrinación de gran importancia en su tiempo. El Monasterio San Ginés se estableció en una ermita del monte Miral (nombre derivado de “mineral” por la cantidad de riqueza que extrajeron de él tanto fenicios como cartagineses y romanos). ¿Existía ya el monasterio o se creó después? Su origen es confuso, como todo en esta historia, pero ya debía existir desde antes del 714, según dice Fray Leandro Soler, otro cartagenero, en su obra “Cartagena de España”, de 1777. Si se hace caso a las leyendas, sí debía existir ya, pues se habla de un monasterio existente desde tiempos visigodos, allá por el año 500.

Ginés de la Jara fue proclamado santo por Pablo III en 1541 y eso incrementó el número de devociones y peregrinaciones al monasterio. Además, el lugar fue declarado santo por el impulso que le dio Alfonso X el Sabio, haciendo la competencia al Camino de Santiago. La festividad de San Ginés de la Jara la estableció Pablo III el 25 de agosto, fecha de la muerte de San Ginés… de Arlés. Para liarla más. Aquello hizo que las romerías y peregrinaciones que abundaban en agosto, quizás por el buen tiempo, se fueron concretando en el día 25, algo que aún se celebra, afortunadamente, pese a que el monasterio aún no ha sido restaurado. Patrón de Cartagena San Ginés de la Jara es patrón de Cartagena, pero no “el patrón”, sino uno de los patrones, ya que es categoría que comparte con San Fulgencio, San Leandro, San Isidoro, Santa Florentina, la Virgen de la Caridad y la Virgen del Rosell, salvo que haya alguno más que yo desconozco. Volviendo a San Ginés, lo es desde 1677, cuando una epidemia (no sé de qué) estaba haciendo estragos en la población cartagenera, especialmente los niños. Se decidió pedir ayuda y hacer unas rogativas al patrón de la ciudad pero ni en el Ayuntamiento encontraron datos y… no se sabía quién era. ¡Y eso que el propio Ayuntamiento había declarado en 1612 copatronos a los cuatro santos cartageneros ! Parece que el archivo no estaba muy en orden en aquellos tiempos. Ante el vacío patronal, se decidió meter en un recipiente los nombres de diferentes santos y una mano inocente sacó la bolita o el papelito y le tocó la china a San Ginés de la Jara, que fue proclamado patrón por aclamación e inmediatamente se le puso a trabajar. Seguramente lo hizo bien puesto que tiene fama de milagrero. Cartagena tiene una plaza con su nombre, en el lugar donde se levantaba antes la Puerta de San Ginés, que se llamaba así porque por allí salía de la ciudad la romería que iba al monasterio cada 25 de agosto.

Pluriempleo de San Ginés San Ginés de la Jara, además de copatronear Cartagena tiene otras tareas encomendadas por los creyentes, como ser abogado contra todos los males, y especializado en protección de navegantes y vinateros. Lo de los navegantes se entiende ya que tenía experiencia en su accidentada llegada por mar hasta el Mar Menor, pero patrón de los vinateros, no está muy claro el motivo. Y en cuanto a patronear ciudades, Cartagena no es su única tarea. También es patrón de Purchena, en Almería, de Sabiote, en Jaén, y de Villanueva del Fresno, en Badajoz. Trabajo no le falta.
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