En las cosas del Habla Cartagenera hoy tenemos un 2×1, como si esto fuera la tiendesica de la esquina: «Lisquica» y «Bisagra».
Nos han encerrado, aunque ellos dicen confinado porque el jodío virus no era una lisquica, como decían ellos y todos sus bisagras y está muriendo mucha gente, sobre todo mayor.

Un cartagenero castizo entenderá el párrafo anterior pero van quedando pocos, de modo que habrá que explicarlo.
Un bisagra es un pelota, un periodista apesebrado, un tertuliano a sueldo, un estómago agradecido, un artista subvencionado, etc. Puede suponerse que esa bisagra tiene que ver con doblar el lomo y hacer reverencia al poderoso, y sí, algo de eso hay. Pero tiene otra explicación más culta y menos obvia que convive con la anterior.
Se refiere asimismo a esas personas que se avienen a cualquier cosa con tal de obtener un beneficio y su origen está en el latín bis-acra: dos puntas, dos extremos… DOS CARAS, en fin. Hipócritas.
Hemos visto y oído en estos días pasados a muchas bisagras y muchos bisagros, por utilizar el lenguaje que a ellos gusta, convenciendo al personal que el coronavirus era una lisquica. Y eso en cartagenero es una cosa insignificante, sin importancia.
Y resulta que no, no era una lisquica.