El Efesé sigue cumpliendo, religiosamente, claro, la liturgia semanal. Empieza el partido, un jugador se autoexpulsa o es expulsado y deja al equipo con 10, se pierde justa o injustamente, la afición echa leche por un colmillo, unos se borran y otros se mantienen heroicos, transcurre una semana de tópicos (remar en la misma dirección, hacer del Cartagonova un fortín, conjurarse toda la plantilla, etc. etc.), la semana también se trufa de rumores, amenazas, esperanzas, comparaciones… y cálculos, muchos cálculos (con tantos puntos nos salvamos, hay que llegar a la jornada tal con tantos, en tal temporada estábamos igual o peor, y más etc.).
Y como la vida sigue -por ahora-, a medida que se acerca el fin de semana se van lanzando arengas y soflamas, llamando a la afición a darlo todo (una vez más, como si no se hubiera hecho antes tantos partidos y tantos años), salen fotos de gente animando con banderas y bufandas, casi siempre de épocas pasadas cuando las cosas iban mejor, todo hay que decirlo… Y llega el domingo. Empieza el partido, un jugador es expulsado, quedamos en inferioridad… y vuelta a empezar.
Como yo no soy precisamente el rey del optimismo, empiezo a ver pocas opciones. De momento, esta es la única que se me ocurre.
Un comentario sobre “Efesé. La última esperanza.”