El pero no es el marido de la pera, sino una variedad de manzana, más alargada que ancha. También se conoce en algunos sitios como pero a toda manzana verde.
La cosa va por zonas. Hay regiones donde la palabra pero (refiriéndose a la fruta) está muy extendida y otras donde casi ha desaparecido. En mi tierra, Cartagena, cuando yo era niño (porque sí, un día lo fui) era mucho más corriente llamar así a las manzanas que de cualquier otra forma.

Aunque en este blog (personal, recuerdo otra vez) tengo una sección dedicada al habla de mi tierra, el pero de esta entrada no va de eso.
Lo voy a explicar mejor con una anécdota. En Navidad, en el Arsenal Militar se solía hacer un concurso de belenes y la competición era reñidísima porque todos los años había algunos realmente maravillosos. Yo hacía el recorrido cada año y disfrutaba como un enano porque me gustan mucho tanto la Navidad como los belenes, cosas ahora muy mal vistas y hasta prohibidas en ocasiones por el pensamiento políticamente correcto.
Hablo en pasado porque hace años que no visito el Arsenal y no sé si la costumbre se mantiene o ha llegado allí también la ola de pensamiento único. Ojalá que no. Bueno, sigamos a lo que iba, que me voy por las ramas del manzano, o del peral.
El caso es que una vez, visitando uno de los belenes -muy bonito, por cierto- me encontré con que había una manzana bien hermosa entre los demás personajes del belén. Estuve un ratito intentando encontrarle sentido a aquello; no sabía si era una broma, un olvido de alguien que había estado desayunando o qué sé yo qué.
Al final, uno de los militares que trabajaban en aquella dependencia se me acercó, viendo mi perplejidad, y me lo explicó. Como no recuerdo las palabras exactas ya que hace mucho tiempo, lo contaré con las mías propias aunque, en esencia, venían a reflejar lo mismo: «Mira, como los cartageneros somos… así , son muchos los que después de verlo y repasarlo, el único comentario que son capaces de hacer es ponerle algún PERO. Por eso, nosotros, el pero ya lo tenemos puesto también, y no necesitamos que vengan con él».
Yo he copiado aquello, que me gustó tanto, y he decidido ponerle mi propio PERO a mi blog. Ya está puesto.
Hace tiempo ya escribí una entrada especial sobre este asunto, más o menos, explicando que esto no lo ha puesto el Ayuntamiento. Pero como era de esperar, sirvió de muy poco.
Tengo paisanos que se limitan a utilizar los comentarios para decirme lo que falta y lo que sobra, lo que está mal y lo que está inexacto, o sea, para ponerme el pero correspondiente. Unos lo hacen con educación y delicadeza, lo cual se agradece, otros lo hacen con la misma elegancia que el elefante en la tienda de porcelanas, lo cual se agradece también, pero menos.
Y están los que me mandan lo que tengo que poner, ya escrito y todo, para que no tenga que esforzarme mucho.
Mi blog lleva a día de hoy, 5 de febrero de 2021, más de 150.000 visitas. Comentarios lleva unos 170 y, de ellos, la inmensa mayoría es para repartir peros. ¡Con lo fácil que es abrir un blog propio y escribir lo que a uno le dé la gana! ¡Y es gratis, además! Pero parece que es más fácil poner el pero.
Bueno, pues el mío ya está puesto también.