Hace casi dos años, como soy un poco Nostradamus, ya me suponía yo que que el problema de la contaminación del Mar Menor estaba en camino de solucionarse, y a una velocidad asombrosa, igual que que la bahía de Portmán.
Hoy, en 2018, esos cambios profundos, revolucionarios, ya han empezado. Ya no está el antiguo vigilante (por cosillas sin importancia) pero el nuevo está manos a la obra con la transformación. De momento, la remodelación ha empezado no por la vertiente ecológica ni medioanmbiental, tampoco por la agrícola, ni la industrial, no… ¡ sino por la gastronómica! Han matado a la gallina de los huevos de oro y con ella está haciendo sopa, una espectacular sopa verde.

Para que luego digan que el Presidente López Miras no se está haciendo nada