No sé por qué le pusieron de nombre Mayor, porque es una calle más bien estrecha y no muy larga. Imagino que su grandeza no está en lo físico y hay que buscarla en otros aspectos. Por ejemplo, en la afluencia de personas.
Todo pasa por allí, ya sean reivindicaciones, procesiones, desfiles lúdicos o musicales, paseos familiares, visitas comerciales, excursiones de tapeo, invasiones de turistas y cruceristas,…
Resulta casi un pecado trazar una ruta urbana que no incluya la calle Mayor.
En el ámbito de patrimonio urbanístico no será la mayor, pero tampoco la menor. La casa Llagostera, el Casino, la Iglesia de Santo Domingo y muchos otros inmuebles se encargan de mantener el listón a una altura considerable.

O a lo mejor el título de Mayor lo recibe por la parte musical. Porque allí creó en 1902 el Maestro Álvarez el pasodoble “Suspiros de España”. Una vez compuesta la obra, necesitaba un nombre. Y se lo dieron esos pasteles típicos de Cartagena, llamados “suspiros”, hechos con merengue y almendras. Esos pasteles estaban, entre otras, en una pastelería llamada “España”. Se lo pusieron a huevo.
También ayudó a elevar el caché musical de la calle Mayor el que Antonio Machín, antes de saltar a la fama, actuase habitualmente en el Café Suizo, que ya no existe. O que los padres de los músicos cartageneros Gregorio y Alfredo García Segura actuasen habitualmente en el Excelsior. Que tampoco existe, claro.
No estoy seguro pero, musicalmente hablando, parece que la Mayor es también la más grande. A mí me suena.
Un comentario sobre “La Mayor, que no la más grande. ¿O sí?”