Hace unos días se produjo una noticia que se propagó rápidamente por toda España: a Manolo el del Bombo le habían robado su ídem en Murcia, durante su visita para animar a la selección española de fútbol en su enfrentamiento a la de Colombia. Por suerte, la extraña desaparición tuvo un final feliz para el bueno de Manolo ya que, misteriosamente, el bombo robado en Murcia apareció poco después junto al Cuartel de la Armada, en Madrid.
Esta desaparición (robo) en Murcia y aparición en Madrid ha sorprendido a bastante gente pero, sin embargo, a muchos cartageneros no nos ha extrañado tanto. Estamos ya curados de espanto con cosas que, por estas latitudes, desaparecen de un sitio y aparecen en otro. Aunque casi siempre suele ocurrir que se desvanecen en Cartagena y aparecen en Murcia.
Los amantes del misterio apuntarían a que quizás sea cosa de marcianos. Quizás se estarían aproximando mucho. Mucho.
El caso es que estas abducciones se producen desde hace muchísimos años. Haciendo una relación (breve, para no cansar demasiado) de cosas que han desaparecido en Cartagena para aparecer en Murcia en los últimos 30 o 35 años, tenemos: la Delegación de Tabacalera, los Servicios de Defensa, la Delegación de Correos y su gestión comercial, la Delegación del Centro Farmacéutico, los Servicios de Telefónica, el Instituto Anatómico Forense, la Delegación de Distribución de Prensa, la Delegación del Banco de España, la Delegación Provincial de Cultura, la infraestructuras y servicios carcelarios por el cierre de la cárcel de San Antón, el Consulado francés, los servicios y aduanas del Puerto de Cartagena (no me he equivocado al escribirlo, lo repito: DEL PUERTO DE CARTAGENA), la terminal ferroviaria de contenedores, el CEHIFORM -Centro Histórico-Fotográfico de la Región de Murcia-, la carrera Solar Race y algunas otras que no recuerdo.
Pero, seamos justos, no todas las cosas que desaparecen en Cartagena luego aparecen en Murcia. Por ejemplo, el Parque Tecnológico, aprobado por la Asamblea Regional para Cartagena, apareció luego en Fuente Álamo. O los servicios ferroviarios Cartagena-Montpelier que luego aparecieron en Lorca. Aunque se sospecha que son los mismos marcianos los responsables.
Hay casos de cambio de identidad, es decir, a un sujeto lo abducen y luego aparece en otro sitio, pero con otra cara, ya es otro. Así, mientras se cierra el hospital del Rosell en Cartagena, aparecen otros en Murcia. Pero ya digo, no es el mismo. En el manejo de las identidades son maestros los marcianos. Por ejemplo, de una entidad son capaces de hacer dos, así con la chogorra. De la histórica comarca del Campo de Cartagena hicieron dos, con la artificial comarca del Mar Menor. Como se supone que dijo Julio César: «Divide et impera». Divide y vencerás.
Hay también, reconozcámoslo, abducciones de cosas de las que nunca más se supo. Quizás estén en otra dimensión y cualquier día se encuentren en el desierto de Gobi, como en la película de Encuentros en la Tercera Fase, de Spielberg. En esa situación tenemos: las empresas de Española del Zinc, Sierra Minera, Peñarroya, Fertilizantes, Cervezas El Águila; entidades como el Foro Euromediterráneo, la Escuela Regional de Hostelería, el Departamento Marítimo del Mediterráneo, el Aula de Magisterio…
Los marcianos son juguetones y les gusta alterar también la dimensión temporal. No parece haber misterio para ellos en alargar el tiempo, enlentecer los procesos y hacerlos interminables. O paralizarlos y congelarlos definitivamente. O acortarlos si así lo quieren, claro. Así fulminaron la ampliación de los juzgados, o la ampliación de la línea de ferrocarril de vía estrecha FEVE a Cabo de Palos, o la recuperación del anfiteatro romano bajo la plaza de toros… o los años y años de espera para la descontaminación de la bahía de Portmán.
Yo, que soy aficionado a Cuarto Milenio y los misterios, sé que a los marcianos les apetece a veces desviar a la gente de su camino y hacer que aparezcan por otros lugares. Hay ocasiones en que un viajante de jamones, por poner un ejemplo, ha entrado en una carretera en Portugalete y cuando se ha venido a dar cuenta estaba en Valparaíso, Chile. Manda huevos. Seguramente por esa extraña afición desviaron la autopista del Mediterráneo, llevándosela del litoral de Cartagena a Murcia y el interior. Les gustó tanto la cosa y les salió tan bien el truco, que han vuelto a hacerlo ahora con el FERRMED. Son unos cachondos estos marcianos.
La telequinesis, o sea, el mover la cosas de sitio sin tocarlas… otra facultad dominada por estos simpáticos marcianos. El aeropuerto de San Javier parece que lo van a teletransportar a Corvera. Pero en este caso hay un tres por uno. Está la telequinesis, pero es que además está la bilocación, porque ahora mismo el aeropuerto está en dos sitios a la vez: San Javier y Corvera, puesto que está construido este último. Y la tercera facultad es la fantasmogénesis, porque han creado un aeropuerto, pero ¡fantasma!. El ente ectoplasmático existe desde hace tiempo, como el de Castellón, sin aviones, sin pasajeros, deambulando lastimeramente por Corvera, en espera de fagocitar al de San Javier.
Y como donde están los marcianos hay más misterio que en cualquier programa de Íker Jiménez, también hay edificios fantasma. Por ejemplo, el Palacio de Deportes, que a día de hoy sigue sin haberse podido inaugurar dado el fiasco que hicieron los marcianos, en sobrecostes, en plazos, en calidad de ejecución. El alcalde Pepe López fue desenmascarando a los alienígenas que estaban infiltrados entre nosotros y los expulsó del módulo de mando del platillo. Ahora, con palicos y cañicas, ha ido reconduciendo la situación y está en vías de abrirse aunque sea a pocas revoluciones.
Bueno, esto daría para mucho más, pero ya me canso de escribir. Dicen que para muestra basta un botón y yo casi pongo una mercería. Pero hay para muchas más camisas. Sólo quería hacerle llegar a Manolo la felicitación por la recuperación de su bombo y decirle que esos fenómenos paranormales son muy corrientes en este rinconcinto gobernado por los marcianos.
Marte ¡qué hermoso eres!