Balaguero existe en el diccionario de la RAE, sí. Y es sinónimo de almiar, un montón grande de paja, generalmente en torno a un palo para que se mantenga elevado y se ventile. Yo lo llamaría pajar descubierto o al aire libre, ese famoso sitio donde se pierden las agujas.

Pero en Cartagena, no sé por qué, un balaguero es un montón también, pero de ropa sucia, esa que va necesitando encontrarse con un detergente ultrabanqueante y megasuavizante.
Los balagueros siempre han sido amigos de los adolescentes y temían -o temen- a las madres más que a una vara verde, porque los hacían -o los hacen- desaparecer como por ensalmo. (Para los damnificados por la LOGSE: ensalmo es con gran rapidez y de modo desconocido)
Estoy hablando de las madres esas típicas de la familia tradicional, fruto del heteropatriarcado opresor y machirulo. Esas familias con las que quiere acabar el especulador y globalista Sr. Soros. Y no lo digo yo, lo dice él.
Ahora hay muchos tipos de familias que, al parecer, son mucho mejores que la familia clásica. Como yo ya soy mayor y no estoy al día, no me las conozco todas y algunas, además, ni sé lo que son. Pero me suena que hay heteroparentales, homoparentales, monoparentales, monomarentales, cis, transgénero, arcoiris, igualitarias, matriarcales, nucleares, reconstituidas, biológicas, etc.

Por lo que sé, dicen que todas esas son las buenas. Que la única mala es la que conozco, ese modelo en que nací y crecí, ese modelo como la que creé yo. No sé si en las buenas también hay exterminadoras/exterminadores/exterminadoros de balagueros o no. Quizás los/las/les haya. Ni lo sé ni me importa.