Si se tratase de aire, de viento… podría haberse llamado calle del correntín, para decirlo de forma muy cartagenera, pero no. No viene de ahí su nombre, sino de Ayre.
Y Ayre era el apellido de D. Antonio, un directivo del Hospital de Galeras, querido en la ciudad y que vivía allí a mediados del siglo XVIII. Ese fue el nombre que le puso el pueblo a aquella vía: la calle del Ayre.


