El apeadero de Barrio de Peral
No era una estación; era, como su nombre indica, un apeadero. Un lugar para bajarse del tren antes de llegar a Cartagena o para tomarlo, al poco de haber salido de la ciudad trimilenaria.
Es un lugar al que le tengo especial cariño. Mi calle daba por un extremo a él y allí, en la plaza que había a sus espaldas, he jugado mucho al fútbol.
También allí me fastidié el menisco, pero pelillos a la mar.

Tuvo su época de vigencia, claro, pero no le recuerdo nunca una intensa actividad. Quizás al principio, no lo sé.

Lo que sí sé es que su existencia estuvo vinculada al paso a nivel situado a unos cientos de metros de él, en dirección a Cartagena. Aquel maldito paso a nivel, que dio muchos sustos hasta que un día dio algo más.

Eso fue el accidente ocurrido el 21 de Noviembre de 1979 En él falleció, además de otras cinco personas, mi amigo y compañero de trabajo Enrique López Belmonte, persona bien conocida en Cartagena por ser fundador y alma mater del equipo de fútbol E.F. Esperanza.
Desde que tuvo lugar la tragedia se hizo aún más patente el despropósito de aquella vía de tren atravesando la población y repercutió, como no, también en el apeadero.

Decadencia y cierre del Apeadero de Barrio de Peral
Todavía pasó mucho tiempo en que estuvo presente aquel peligro, pese a las protestas vecinales, hasta que el día 21 de Noviembre de 1998, justo 19 años después de aquel luctuoso hecho, pasó el último tren por el Barrio de Peral.

El apeadero cerró bastante antes que el paso a nivel. Los trenes ya no paraban allí, y se fue deteriorando.

Finalmente, también se eliminaron las vías del tren y aquello se convirtió en una vía verde para uso y disfrute de los vecinos.