Si las fuentes hablaran

Si las fuentes hablaran, esta cartagenera fuente de la calle Real nos diría que va necesitando un poquito de atención.

La instaló la Armada Española (entonces llamada Marina de Guerra) hace 221 años y  el Ayuntamiento, que es su propietario desde entonces, sólo le ha hecho caso en dos ocasiones. La primera fue cuando el famoso e ilustre alcalde Alfonso Torres la decoró con los azulejos que la rodean y la segunda cuando el cantonal Antonio Vallejo la restauró hace 29 años que se cumplen  ahora exactamente, en Febrero.

Fuente Calle Real – Cartagena

Si las fuentes hablaran, digo, ésta nos diría que no tenemos vergüenza por no cuidar mejor nuestro patrimonio.  Pero como no hablan, se limita a seguir callando y echar sus tímidos chorrillos que, puestos a imaginar, parecen lágrimas de tristeza.

Calle Faquineto de Cartagena, con sonido italiano

Calle Faquineto

Debe su nombre a varios marinos de la Armada Española que tenían ese apellido, Faquineto, de origen italiano, y seguramente emparentados entre sí, que vivieron en ella.

De origen italiano
Más detalles sobre la calle Faquineto

Mi amigo José Monerri, fallecido cronista de Cartagena, explicaba mejor que nadie los detalles de esta castiza calle cartagenera en el diario La Verdad.

Cartagena antigua, algunas foticos

Unas cuantas imágenes de la Cartagena antigua que andaban sueltas por ahí, o sea, por internet.

Calles Sagasta y Carmen
El famoso Bar Americano
Típico molino harinero del Campo de Cartagena
Una manifestación laboral de 1901
Teléfonos – Ni había móviles ni competencia entre operadores.
El desaparecido Cine Central y, anteriormente, llamado Sport.
Salida trabajadores de la SECN – Después Bazán – Hoy Navantia
Arsenal – Puerta de entrada y Calle Real
Actual Ayuntamiento en construcción – Comienzos siglo XX
Estación ferrocarril – alrededor de 1907
Cartagena ciudad, desde el Castillo de la Concepción.

Un pulso al Palacio Consitorial

Me gusta el Palacio Consistorial de mi ciudad, Cartagena, y me gusta la Navidad.

Me gusta el color de la luz en esas fechas, y las sombras inclinadas que se producen, cuando el sol se eleva menos sobre el horizonte que en el resto del año.

Podría saber que estamos en Navidad solo con observar la luz. Bueno, pues eso, que me fui a fotografiar, una vez más, el edificio de nuestro viejo Ayuntamiento, que acababa de cumplir 110 años. Pero hay más.

No tenía claro si todavía conservaría yo buen pulso para hacer fotos sin trípode.

Me fijé en el escudo nacional que hay bajo la cúpula del edificio de la Mancomunidad de los Canales del Taibilla (para quien lea esto y no sea de Cartagena, el que hay a la derecha, al fondo, tras las banderas y las farolas, y me dije que podía intentar fotografiarlo con el zoom desde el mismo punto donde estaba tomando al Ayuntamiento.

Apunté y lo hice; aquí está. Y sí, pese a los años, todavía conservo un pulso aceptable.

Calle de Juan Fernández, marinero y descubridor

La calle de Juan Fernández es una de las más largas y populosas de Cartagena y, además, era una de las que soportaban mayor intensidad de tráfico rodado debido a que era casi la única vía posible para el desplazamiento desde el casco viejo de Cartagena en dirección hacia el Barrio de Peral, La Palma, Las Tejeras, La Puebla y, partir del importante cruce de caminos existente en La Palma, una vía rápida de desplazamiento para trasladarse a Cabo de Palos, La Manga, Pozo Estrecho, Torre Pacheco y otros lugares de toda esa poblada y congestionada zona. Hoy, con la creación de nuevas vías que circundan Cartagena, ese tráfico se ha aliviado.

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Año 1992 – Zona Franciscanos

La calle de Juan Fernández  quedó proyectada como tal en los planes urbanísticos municipales de principios del siglo XX. En sus orígenes no se le adjudicó nombre alguno que la identificara. Únicamente, en los planos de la llamada Zona de Ensanche se le adjudicó el de “Calle nº 16”. En realidad era la carretera que unía el Paseo de Alfonso XIII con el Barrio de Los Molinos o Barrio de Peral, y dicha carretera discurría por campos desiertos de viviendas y cubiertos por grandes extensiones de juncos, ya que por aquellos años el suelo todavía era en cierto modo pantanoso e insalubre debido a que eran terrenos cubiertos con escombros y otros vertidos que terminaron por cegar lo que fue el mar interior de la vieja Carthago Nova, o mar de Mandarache.

Finalmente todo aquello empezó a poblarse, empezando precisamente por la zona más alejada del casco urbano de Cartagena. En el año 1946 se abrió allí un campo de deportes y recreo que, aún siendo propiedad de la Armada Española (Marina de Guerra en aquellos tiempo políticamente incorrectos) fue cedido por esta a la Empresa Nacional Bazán (hoy Navantia) para el personal de su factoría. Allí tuvo su sede el C.D. Naval, y junto al campo de fútbol se habilitaron pistas de tenis, baloncesto, bolos cartageneros y otras instalaciones deportivas.

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Escudo del C.D. Naval

Fue muy importante el Cine de Verano (cuya entrada costaba una peseta) en el que una vez terminadas las películas se celebraban bailes. También se hacían verbenas con sus tómbolas, y se traían compañías de zarzuelas y espectáculos de variedades. Al Campo de Los Juncos y en las noches de verano acudían muchos cientos de cartageneros, cuando aún no había llegado a estas tierras ese invento diabólico llamado televisión.

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Cine de verano de Los Juncos

Poco después, la calle Juan Fernández se vio animada con la edificación de la Barriada de Los Juncos, conocida popularmente como “Las Casas de Corea”, modernos bloques de viviendas (bueno, modernos entonces) construidos por la Empresa Nacional Bazán para su personal.

Barriada Bazán – «Casas de Corea»

En el año 1955 los Padres Franciscanos abrieron un gran colegio que abarca una manzana completa. Se denomina Colegio de la Inmaculada Concepción y en sus orígenes fue para varones solamente, aunque luego pasó a ser mixto.

El día 15 de enero de 1967 se colocó la primera piedra de la nueva parroquia puesta bajo la advocación del cartagenero San Fulgencio. Se trata de un gran templo, de considerables dimensiones.

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San Fulgencio – Celebración de misa, antes incluso de la construcción del templo

A la mitad de la calle se encuentra el Hogar del Pensionista, lugar de encuentro en el que nuestros mayores gozan de mutua compañía. En los últimos años y, pese  a que a la altura del Campo de Los Juncos, la zona sufría periódicas inundaciones, la calle Juan Fernández se fue desarrollando grandemente, tanto en la confluencia con las Calles Reina Victoria Eugenia (aunque el Eugenia nos los comemos los cartageneros), Pintor Balaca y Jiménez de la Espada, como allá arribota, donde está el Club Naval de Cabos y los grandes bloques de la firma Urbincasa. Finalmente el Campo de los Juncos fue cedido al Ayuntamiento y se transformó en el hermoso Parque de Los Juncos, lugar de disfrute público.

Parque de Los Juncos

Toda la calle es eminentemente comercial y por ella circulan varias líneas de autobuses, causa por la que está eminentemente comunicada con muchos lugares de Cartagena.

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Comienzo de Juan Fernández – Mercado Santa Florentina – Año 1992

El nombre de la calle Juan Fernández corresponde a un paisano nuestro, marino de profesión, que navegó por las aguas del Océano Pacífico en unos tiempos (siglo XVI) en que aquellos desconocidos mares y archipiélagos eran una atractiva aventura para las gentes inquietas y amantes de los grandes descubrimientos. Si quieres conocer algo más de él, ya le dediqué una entrada que puedes encontrar aquí.

 

La Alameda de San Antón de Cartagena, sin álamos

La Alameda de San Antón es una de las más importantes vías urbanas de Cartagena, y no porque yo naciera allí, lo cual tiene aún más mérito 🙂 Es de las más importantes y también de las más luminosas ya que, debido a su orientación de sur a norte, el sol la habita desde el alba hasta el ocaso, cuando pone en su hermoso paseo central su momento más intimista. Ya sé que esto queda un poco cursi, pero es que la Alameda me puede.

Antigua vista de la Alameda desde la Plaza de España
Antigua vista de la Alameda desde la Plaza de España

Este bulevar tiene exactamente un kilómetro de longitud, extremo que pude comprobar viendo el mojón indicador de carreteras a su inicio en la Plaza de España y otro semejante donde muere la Alameda y se inicia el barrio castillo de su mismo nombre.

Comienzo de la Alameda, con la cruz de los caídos. Época franquista, claro.
Comienzo de la Alameda, con la cruz de los caídos. Época franquista, claro.
El mismo lugar en 2005.
El mismo lugar en 2005.

La existencia de esta calle es antiquísima. El cronista Isidoro Martínez Rizo decía en su libro titulado “Fechas y fechos de Cartagena” que “…el día 15 de enero de 1591 nuestro Concejo ordenó plantar árboles de la familia de los álamos, desde las puertas de la ciudad hasta la fuente que existe a la orilla del camino de Murcia”. Eso explica su título de Alameda aunque los árboles que hay ahora sean otros.

En este despoblado ensanche de Cartagena de 1930 se puede ver la alameda a la derecha.
En este despoblado ensanche de Cartagena de 1930 se puede distinguir la alameda a la derecha.

En la Alameda siempre han existido árboles, a pesar de que sus troncos han sido talados infinidad de veces. Por ejemplo, el 7 de febrero de 1814 hubo que repoblar de árboles el paseo porque los otros ya estaban muy viejos. Estos nuevos fueron también talados en el año 1823 porque estorbaban para la defensa de la ciudad, que estaba sitiada por los franceses.

Hubo una nueva plantación, y otra vez se talaron en el año 1.844. Se volvió a repoblar el paseo y en el año 1873, cuando la sublevación cantonal volvieron a ser eliminados. Como digo en otra entrada, al parecer, siempre sobran árboles.

A finales del siglo XIX se plantaron muchos eucaliptos para que eliminaran la humedad del suelo y ahuyentaran a los mosquitos de la zona pero, habiendo envejecido los árboles y presentando un feo aspecto, a fines de 1989, la Corporación gobernante que era del Partido Cantonal, ordenó su tala. Ocasión que aprovechó la oposición para organizar una algarada callejera.

Eucaliptos talados
Eucaliptos talados

Pero una vez talada la mitad de la Alameda, se creó allí un hermoso paseo que aún perdura, por suerte. Los árboles restantes fueron talados con mucho sigilo y nocturnidad la madrugada del 22 de Enero de 1990, para evitar nuevos desórdenes.

La Alameda, con los "cadáveres" de los eucaliptos ya retirados.
La Alameda, con los «cadáveres» de los eucaliptos ya retirados.

En este paseo estuvo casi un siglo el Hospital de la Cruz Roja y en sus bajos tuvieron su acuartelamiento las Tropas de la Cruz Roja, antes de trasladar su sede a la calle San Diego y luego a la calle de Gisbert.

Antiguo hospital de la Cruz Roja
Antiguo hospital de la Cruz Roja

También en esta Alameda estuvo el hospital-clínica “18 de Julio”, fundado en 1940, y cuyos locales fueron cedidos posteriormente al sindicato CCOO, cuya sede fue inaugurada el 23 de Febrero de 1985, con la presencia del líder Marcelino Camacho.

Cuando corrían por las calles de Cartagena los tranvías eléctricos, que en sus orígenes eran arrastrados por parejas de mulas, en la Alameda podían verse dos líneas de carriles, una a la derecha, para “subir” hasta San Antón y otra a mano izquierda para “bajar a Cartagena”.

Los tranvías por la Alameda
Los tranvías por la Alameda

Y allá arriba, lindando con la entrada al barrio, el día 17 de agosto de 1901 se inauguró la Escuela Superior de Industria de Cartagena (la Escuela de Peritos) que en el año 1965 pasó al Paseo de Alfonso XIII. Esta escuela fue un gran logro para Cartagena, en su día, cuando gobernaba en Madrid la reina María Cristina de Habsburgo, madre de Alfonso XIII, que nos es que nos quería gobernar, sino que nos gobernaba aunque no le siguiéramos la corriente. Aunque, en realidad, la cancioncita se refería a otra María Cristina.

Luego pasó a ser la Escuela de Ingenieros Técnicos de Minas donde, un servidor, tuvo su primer trabajo remunerado. Y es que solo nací al mundo en general en la Alameda, es que también nací al mundo laboral.

Escuela de Peritos de Minas
Escuela de Peritos de Minas

También al final de la Alameda de San Antón se encuentra la más importante Estación de Distribución Eléctrica de Cartagena, perteneciente a Hidroeléctrica (luego Iberdrola) y, aunque en sus orígenes se denominó oficialmente Unión Eléctrica de Cartagena, siempre la hemos llamado “la Fábrica de la Luz”.

La "fábrica de la luz"
La «fábrica de la luz»

En la Alameda hay una fuente. Mejor sería decir una hermosa fuente. Resulta que el día 16 del mes de mayo de 1945 llegó por fin a los depósitos de Tentegorra la tan esperada agua del río Taibilla. Tres días después, para conmemorar tan venturoso evento, en el centro del paseo se inauguró una fuente luminosa de forma alargada. Aquello ocurrió el día 19 de mayo de 1945 y la fuente se puso en marcha y se encendieron luces indirectas en medio de una brillante verbena popular que ya casi nadie recuerda porque los cartageneros que la vivieron han ido desapareciendo casi todos.

La fuente de la Alameda, recibiendo los últimos retoques de su instalación.
La fuente de la Alameda, recibiendo los últimos retoques de su instalación.
La fuente central de la Alameda en tiempos actuales.
La fuente central de la Alameda en tiempos actuales.

A ambos lados de la Alameda de San Antón existe un variado comercio que intenta sobrevivir a esta estafa a la que llaman crisis. Pese a todo, hay cafeterías, edificios suntuosos y es un lugar agradable para pasear y encontrarse con los amigos que disfrutan en el ameno marco del paseo central.

Voy a terminar porque me estoy poniendo melancólico.

El escudo de la ciudad, al final de la Alameda, que era la entrada a la ciudad, desde Murcia, antiguamente.
El escudo de la ciudad, al final de la Alameda, que era la entrada a la ciudad, desde Murcia, antiguamente.

Cabo de Palos mon amour

El pueblo veraniego de Cabo de Palos es un entrañable rincón del municipio cartagenero, que se adentra pronunciadamente en la mar, obligando a los buques de cabotaje a adentrarse de forma profunda en las aguas del Mediterráneo, cuando navegan desde el Levante español con rumbo hacia el sur o cuando, por el contrario, vienen desde el estrecho de Gibraltar con la proa puesta hacia los prósperos puertos de Valencia, Cataluña y aun de Francia.

Es un delicioso lugar para vivir durante los largos meses del estío ya que, presurosos, por allí cruzan todos los vientos de la rosa, por lo que los calores veraniegos se suavizan de día y de noche, proporcionando una grata y plácida estación de descanso con la mar siempre enfrente.

Un poco de historia

Allá por el siglo XV Cabo de Palos era un minúsculo caserío de pescadores. Lo habitaban unas gentes que salían a la mar a bordo de sus barquitos y regresaban al alba con sus capturas, que luego vendían en las zonas mineras de El Llano del Beal, El Estrecho de San Ginés y en la ciudad de La Unión, ya saben, minera y cantaora.

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La cartagenera calle del correntín…

Si se tratase de aire, de viento… podría haberse llamado calle del correntín, para decirlo de forma muy cartagenera, pero no. No viene de ahí su nombre, sino de Ayre.

Y Ayre era el apellido de D. Antonio, un directivo del Hospital de Galeras, querido en la ciudad y que vivía allí a mediados del siglo XVIII. Ese fue el nombre que le puso el pueblo a aquella vía: la calle del Ayre.

 

Calle-del-Aire-1-1990
Calle del Aire – 1990

Calle-del-Aire-1-2005
Calle del Aire – 2005

Calle-del-Aire-1-2013
Calle del Aire – 2013

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La Manga del Mar Menor, años 60, años 90

Que La Manga ha cambiado como pocos sitios en poco tiempo lo sabe cualquiera, pero verlo con ejemplos, comparando el mismo sitio con una diferencia de unos treinta años le hace a uno tomar conciencia de la locura cometida.

Estos son dos simples ejemplos de los cientos que hay. Veamos una foto de los años 60

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La Manga, años 60.

Y ahora veamos el mismo lugar en los años 90.

LaManga-90
La Manga años 90.

Tremendo ¿verdad?

Y ahora acerquémonos y veamos otro ejemplo más de cerca. Por ejemplo, el puente sobre la Gola de Marchamalo también en los años 60.

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Puente de Marchamalo años 60

 

Ahora veamos el mismo sitio en la actualidad. ¿Qué tal?

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Puente de Marchamalo 2014.22

La calle es mía

La calle es mía. Eso dijo en su día D. Manuel Fraga, ministro franquista de la Gobernación, advirtiendo a los obreros que no les permitiría manifestarse el 1 de Mayo. También fue Fraga el del famoso bañador Meyba con el que se dio un bañito en aguas que simulaban ser las de Palomares.

 

Pues parece que el espíritu del Sr. Fraga, con o sin Meyba, veranea desde hace años en La Manga y ha poseído a cientos, miles de bañistas que también dicen eso de “La calle es mía”.

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